Después de días y días de hospital, descubrimos que, ¿por qué no comparar el desierto del Maratón de Sables con las semanas que Manuel tenía que estar ingresado y con las bombas de quimio goteando todo el día sin parar?, las horas allí dentro se hacían eternas y la desesperación y aburrimiento de un niño era otra batalla que librar.
Decidimos comparar la enfermedad, la quimio el aislamiento con uno de los lugares más bonitos del mundo: el desierto y el Maratón De Sables.
El juego consistía en que cada día era una etapa de Sables y le decíamos a nuestro hijo Manuel que en esas largas etapas no podía pensar lo que quedaba, que tenía que hacer como hacen los corredores del Maratón Des Sables: parar, mirar lo recorrido y seguir adelante.

Inventamos una frase que cuando venías las bajadas y los llantos por su desesperación, decíamos: “Vamos Manuel, esto es Sables” fueron tantas las veces que la escuchó y fueron tanta las historias que mis compañeros y yo le contamos, que una vez terminado los tratamientos dijo un día Manuel…” quiero pediros una cosa y me la tenéis que conseguir”, le preguntamos que quería y su repuestas nos dejó a cuadros, ¡¡¡“Quiero ir contigo y con tus amigos al Maratón De Sables!!!“
Repuesta mía …. ¡¡Estás loco!!, sabes lo que te hemos contado, calor, ampollas en los pies, dormir en el suelo, cargar con toda la mochila, la noche, el frío, las tormentas, no poder ducharte, Km de Lagos secos sin ver ni una sola planta, montañas complicadas de subir y bajar, …sólo tienes 15 años.
Respuesta de Manuel …. Lo sé, todos me habéis machacado a historias, pero decidme:”¿ qué creéis que es peor todas esas penurias de la Maratón Des Sables o una Quimio?”
En ese momento empezó su aventura, meses de preparación, andar, trotar, andar, trotar hasta conseguir correr, fueron 18 meses de entrenamiento sin fallar ni un sólo día
Todo esto con el consentimiento de sus médicos por supuesto.
Llego el gran día: Salida del Maratón de Sables, nunca la olvidaremos, ya el sólo hecho de estar allí era nuestro Finisher
Tuvimos etapas duras de verdad, calor en los Valles de hasta 46 grados y momentos muy complicados que decidimos Manuel y yo que se quedarán en el desierto, esas cosas deben permanecer allí…
Llegamos a la terrible etapa non stop, para colmo la más larga de la historia de Sables con 84 kilómetros de arenas, dunas, montañas y piedras.

Nunca olvidare esa noche entera corriendo y las paradas que decidimos hacer para que no fuese tan dura la oscuridad.
Me quedo con esos descansos donde Manuel dormía unos 15 minutos y el silencio de la noche.
Llego el día y paso a paso Manuel cruzó la meta, ya casi lo tenía
En la última etapa de 42 km lo tenía que frenar, ya lo tenía casi conseguido pero su juventud y sus ganas lo podían estropear, como sabemos en el ultra fondo siempre hay que reservar algo
En el último puesto de control, sólo 9 km para la meta, a lo lejos la vimos y fueron los kilómetros más bonitos de mi vida, verlo allí correr, reír y disfrutar, fui un privilegiado de estar allí
Llegamos y cruzamos la Meta de la última etapa, todo el Maratón de Sables lo esperaban: corredores, médicos, voluntarios, organización, …
Su gesta ayudó a muchos compañeros del hospital, concienció a muchas personas de la importancia de Donar médula y consiguió ser junto con su amigo Juancho de Colombia, el corredor más joven en terminar la Maratón de Sables, con tan sólo 16 años.

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